En España existen numerosos hospitales, sitios donde las
personas van con la esperanza de encontrar el consuelo a sus dolencias y a sus
enfermedades. Igualmente existen todavía grandes sanatorios abandonados a su
suerte, que en su día intentaron aminorar el sufrimiento de sus pacientes, ante
una enfermedad que hasta mediados del siglo XX era incurable, la tuberculosis.
Muchos de estos grandes centros sanitarios fueron
construidos en medio de bosques, sobre todo bosques de pinos, ya que hubo varias
teorías que estos ambientes ayudaban a sanar a estos enfermos. Realmente su
propósito muchas veces no se vio cumplido, ya que debido a esta horrible
patología, muchos exhalaban su último aliento entre tremendas agonías en estos sanatorios, en los
que en muchos casos eran abandonados a su suerte para evitar contagiar a otras
personas de la familia o simplemente para que la sociedad de entonces no
tuviera constancia de que alguien había agarrado esta letal enfermedad
pulmonar.
Fachada principal del sanatorio |
Tras este descubrimiento, estas grandes moles dejaron de
tener sentido y algunas fueron transformadas en psiquiátricos, otras en
hospitales generales o colegios como es el caso de nuestro protagonista de hoy.
Este antiguo sanatorio está situado a unos pocos kilómetros
de la ciudad castellanoleonesa de Valladolid. Para evitar más actos de
vandalismo de los que ya ha sufrido, obviaremos su localización exacta. Este
gran sanatorio fue construido probablemente en la década de los años treinta o
cuarenta, convirtiéndose en un referente en la lucha contra la tuberculosis en
la época, ya que fue probablemente el primer sanatorio antituberculoso
construido en Castilla y León.
Igualmente fue de los primeros en ser construidos en nuestro
país. El hospital contaba con unas 350 habitaciones divididas en cinco plantas.
Parte trasera del sanatorio |
Desconocemos el número exacto de defunciones y de pacientes que por aquí pasaron. Tampoco conocemos si en este lugar se realizaron pruebas médicas aterradoras, como fue el caso de Waverly Hills. Aunque sinceramente tampoco nos extrañaría que estas prácticas en pos de la medicina se realizaran en este u otros sanatorios antituberculosos españoles.
Este viejo sanatorio cerró sus puertas en 1963, para
permanecer siete años cerrado y abandonado.
Nuestros investigadores en uno de los laterales del hospital |
El equipo de Errantia debido a sus leyendas de extraños
sucesos tales como misteriosos ruidos, pasos, gritos y supuestas apariciones,
decidió desplazarse hasta las tierras castellanoleonesas, para ver si
efectivamente estas leyendas eran reales o simples cuentos para asustar a los
más impresionables.
Fuimos hasta allí en una soleada mañana de sábado, para
intentar desvelar todos los misterios que pudiera deparar este lugar. La
primera sensación que tuvimos fue de completa incredulidad, de que este inmenso
sitio estuviera abandonado.
De izquierda a derecha Víctor y Rafa durante la investigación |
Balcón posiblemente usado para que los enfermos respiraran el aire fresco y pudieran sanar más rápidamente |
Como en todas nuestras investigaciones, llegamos pronto para
realizar un reportaje fotográfico y una inspección ocular del lugar para
descartar cualquier peligro que pudiésemos encontrarnos por la noche. Pese a
estar bastante destrozado la estructura de la mayoría de las plantas era fuerte
y resistente, a excepción de la última planta que ya contaba con algún agujero
un tanto peligroso. Como os podréis imaginar no solo los vándalos sino también
los ladrones de cobre han hecho mella en el sitio, quemando algunas zonas para
robar el preciado metal. El lugar estaba exento de puertas y de ventanas, eso si las persianas de madera apenas habían sufrido
este vandalismo, ya que eran muy pocas las que habían sido arrancadas o
destrozadas.
Nuestras sensaciones durante toda esta inspección fueron de
completa tranquilidad y calma, a excepción de una habitación y en uno de los pasillos.
Uno de los largos pasillos del antiguo sanatorio |
Tras la inspección diurna y del barrido fotográfico,
abandonamos el recinto para ir a descansar y a comer algo antes de la
investigación nocturna. Cuando la noche cayó sobre tierras vallisoletanas
emprendimos nuestro camino de nuevo hacia el sanatorio para realizar la investigación
de noche.
Mismo pasillo en la investigación nocturna |
Al llegar al recinto decidimos primero realizar diversas
pruebas en la piscina en la que muchos de los que allí estuvieron se bañaron
para desprenderse del calor del verano y quién sabe si alguno incluso llegó a
perder la vida y a ahogarse. Las pruebas que realizamos en este lugar fueron
una sesión de psicofonías y otra con la famosa Caja de los Espíritus, la cual
no nos dijo nada, algo que brevemente había hecho en una de las pruebas
diurnas. También tenemos que decir que este fue el momento más inquietante de
la investigación, debido a que uno de nuestros sensores de movimiento, más
concretamente, el de luz saltó misteriosamente.
Una de las pruebas realizadas por la noche |
Tras estos inquietantes sucesos, decidimos meternos dentro
del edificio, en una absoluta oscuridad, ya que las linternas apenas las usamos
durante toda la investigación de noche. Nuestras únicas luces fueron las de las
pantallas de nuestras cámaras de visión nocturna. Dentro del edificio todo
estaba en completa calma, ya que los únicos sonidos que escuchábamos eran los
de nuestros pasos entre los escombros y de vez en cuando algún pájaro que
estuviera dentro de esta gran mole. Este silencio, es muy común en la mayoría
de los sitios que investigamos y a la vez algo inquietante, debido a que no
sabes cuál puede ser el próximo sonido que escuches, algunas veces incluso
voces que no sabes de donde proceden. Este, desgraciadamente no fue el caso de
Valladolid, ya que no oímos ninguna voz. En algún momento sí nos pareció oír
pasos o alguien moviéndose por el hospital, pero debido al viento presente
durante toda la investigación, podemos achacarlo a este. Estos edificios tan
grandes, al encontrarse completamente vacíos muchas veces pueden jugarnos malas
pasadas debido a que cualquier ruido se magnifica debido al eco.
Sesión de Spirit Box en la iglesia |
Nuestro siguiente objetivo fue la iglesia del sanatorio, un
lugar donde durante la inspección diurna dijimos que íbamos a realizar algunas
pruebas. La verdad no salimos demasiado contentos, ya que no recibimos
respuesta alguna durante nuestra sesión de Spirit Box, las posibles energías
del lugar no querían o podían comunicarse con nosotros. Esta fue la tónica general de
toda la investigación, el misterio se nos mostraba esquivo, debido a que los
que pudieran seguir allí, podían tener miedo a usar la Caja de los Espíritus
para interactuar con nosotros, seguramente era la primera vez que se
encontraban con algo así.
Tras la prueba en la iglesia decidimos ir al pasillo, donde
uno de nuestros investigadores creía que ahí había podido suceder algo. En este
lugar montamos varios detectores de movimiento, nuestros Rem Pod y una rejilla
láser. Aquí realizamos una prueba psicofónica.
Debido a que el lugar parecía estar muy tranquilo y a que
los posibles moradores del hospital no dieron señales de querer comunicarse con
nosotros, decidimos abandonar este inmenso sanatorio, con la firme promesa de
volver, deseando que la próxima vez, sí quieran hablar con nosotros.
Esta vez el misterio se ha mostrado esquivo con nosotros ¿o
no?
Víctor H.S.
Chicos! anduvisteis por mi tierras! Esta vez no pudo ser pero no dejéis de investigar! Mucha fuerza de una técnica en imagen seguidora de lo paranormal! ;)
ResponderEliminarMuchas gracias Sandra, Por supuesto que jamás dejaremos de investigar, además alguna cosa extraña si hay jeje. Ya lo veréis :-) . Es interesante eso de técnica de imágen ya te pasaremos algunas imágenes a ver que opinas. Escríbenos si quieres un mail para tener tu correo y hablar más tranquilamente :-) Un abrazo fuerte
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