En esta ocasión, vamos a traeros un tema que para muchas
personas del norte de España es tan real, como que cada día amanece y anochece,
mientras que para otras muchas se trata de una simple leyenda urbana, que se va
contando de generación en generación para asustarse , los unos a los otros. Imaginad que vais caminando por un bosque solitario en la noche y que de repente empezáis a percibir un olor como a cera quemada. En ese momento os percatáis de que el bosque se encuentra misteriosamente en silencio, no suenan ni los animales y ni siquiera el viento. ¿Qué pensaríais?
En las hermosas tierras
del norte de nuestro país, al caer la oscura noche, muchos no se atreven a mirar por sus
ventanas, porque temen encontrarse con algo que podría cambiar sus vidas, algo que
muchos han asegurado haber visto vagar por los caminos y bosques del norte,
algo que quizás sería mejor no haber visto, sí, se trata de la procesión de
animas en pena, o como todos la conocemos mejor, la Santa Compaña. ¿Quién no ha
oído hablar de ella estando en alguna remota población de Galicia o de
Asturias? Yo mismo recuerdo cuando me
contaron por primera vez esta historia, he de reconocer que esa noche hace casi
veinte años, cuando era un niño, me costó conciliar el sueño y que preferí esconderme dentro de mi saco de dormir y
esperar hasta que el cansancio pudiera conmigo. Existen numerosas leyendas sobre esta
procesión de ánimas, que varían según la zona donde se cuente. También se la
conoce como Güestia, Huespeda o Estantigua. Da igual el nombre que reciban,
siempre presagian lo mismo, la muerte.
La historia de la Santa Compaña, con casi toda seguridad sea
solamente un cuento para asustar a los niños y a los más impresionables, pero
muchos, aseguran haberse topado con ella, mientras volvían a casa tras un largo
y duro día de trabajo. Los que la han visto y han sobrevivido para contarlo la
describen como una procesión de almas en pena, vestidas con túnicas blancas y
con los pies descalzos. Cada uno de estos fantasmas porta una vela encendida
entre sus manos.
Santa Compaña (Photo found online) |
Delante de esta
siniestra procesión, camina una persona normal como nosotros, con una
diferencia, está condenada a vagar con ellos prácticamente hasta el día de su
muerte. Este ser humano porta una cruz y un caldero de agua bendita. De día no
recuerda lo que pasa por la noche, solo puede ver que cada día su salud está
más debilitada y que cada día está más pálido y demacrado. Cada noche hasta el
fin de su existencia o a que otro pobre inocente le sustituya se ve condenado a
realizar los mismos recorridos noche tras noche, día tras día. Según cuenta la
leyenda quién vea a la procesión de ánimas deberá tomar el relevo al ser humano
que esté portando la cruz y el caldero y ocupar su lugar para repetir lo mismo.
Si no le sustituye muere en cuestión de pocas horas sufriendo una terrible
agonía.
Según las leyendas populares, la Santa Compaña puede venir
por varios motivos, uno sería para anunciar la muerte a alguien en el plazo de
un año. Otra sería para condenar a alguna persona por algún error a encabezar
la procesión llevando consigo la cruz y el agua bendita. También puede
aparecerse si alguien del otro mundo reclama ese alma.
En la tradición asturiana es conocida por la Güestia. La
versión asturiana cuenta que estos normalmente no hacen daño a los vivos sino
solo se acercan a los moribundos. Antes de llevarse al pobre expirante dan tres
vueltas a la casa y tras estas la persona fallece. Se cree, que no son siempre
los mismos y que se trata de personas fallecidas que conocían al mortecino.
En la Hurdes en Extremadura, son conocidos como Corteju de
Genti de Muerti. En esta versión se trata de jinetes fantasmales que se
aparecen a media madrugada para sembrar el terror y quien los vea fallecerá
inmediatamente.
Zamora tampoco se libra de su Santa Compaña particular, a la
que conocen como La Estadea. En esta versión se trata de una mujer sin rostro y
con un fuerte olor a sepulcro, que viene a llevarse a las personas que van a
fallecer.
Todo esto casi con toda seguridad no sean más que cuentos
para no dormir, pero si os preocupa la Santa Compaña y teméis convertiros en el
pobre incauto condenado a vagar con ellos, también tenéis varias formas de
protegeros de ella. Según la tradición si ves que vas a cruzarte con ellos
deberás apartarte de su camino sin mirarles en ningún momento, también podría
valeros tiraros al suelo y rezar en voz alta para no oírles. Según otras
leyendas podrías dibujar una estrella de salomón o una cruz y meterte dentro de
él. En el momento que les hayas visto y el mortal vaya a darte su cruz deberás
decir “Cruz tengo”. Otra forma de librarse de ella es subirse a alguno de los
peldaños de los cruceros en los cruces de camino gallegos o enseñarles una cruz
rápidamente.
Tras todo lo leído, ¿Creéis en la Santa Compaña? ¿Es un mito
o una realidad?
Victor H. S.
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