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Equipo de investigación de fenómenos paranormales. Somos un grupo de personas serias y responsables que pretende no sólo demostrar la existencia de otras realidades paralelas a la nuestra y la vida más allá de la muerte, sino también el ofrecer ayuda desinteresada a aquellas personas que estén sufriendo molestias en sus hogares, lugares de trabajo, etc. por la presencia de entes negativos. Contamos con una ámplia experiencia de campo en multitud de localizaciones y emplazamientos por toda la geografía española. Disponemos de un variado y nutrido equipamiento técnico de calidad que ponemos enteramente a su disposición. No dude en contactar con nosotros enviando un correo a errantiainvesparanormal@gmail.com, le ayudaremos.

lunes, 3 de febrero de 2014

El tablero maldito 2: Caso Vallecas


Volvemos a abrir nuestra sección de casos reales para contaros una historia bastante oscura, que por desgracia ocurrió en nuestro país, más concretamente en el barrio de Vallecas en la Comunidad de Madrid. Esta historia que os vamos a contar hoy aunque parezca sacada de una película de terror, es real como la vida misma. Una historia en la que una joven falleció tras practicar el mal llamado juego de la ouija.

Recordaréis que abrimos esta sección con otro caso ouija bastante sobrecogedor, el "Caso Cañitas", donde murieron catorce personas que directa o indirectamente tuvieron que ver con el “tablero maldito”.

El caso que hoy ocupará nuestras líneas fue bautizado como “Expediente Vallecas”.
Tablero Ouija (Photo found online)
La peculiaridad de este caso es que existen informes policiales, que atestiguaban que estaban surgiendo fenómenos paranormales en la casa y que por supuesto os transcribiremos.

Esta historia comenzó en 1991, cuando una joven de 18 años (cuyo nombre pese a ser un caso conocido obviaremos por respeto a ella y a su familia), practicó una sesión de ouija en el colegio junto a unas amigas.

Cuando las chicas estaban en plena sesión de ouija, fueron sorprendidas por una profesora, por lo que las chicas tuvieron que cortarla. Según pudieron ver, inmediatamente una especie de humo proveniente del vaso se introdujo dentro de una de estas chicas.

A partir de este momento, todo comenzó a ir mal en casa de la joven y la chica enfermó repentinamente. La joven empezó a reaccionar y actuar de una manera extraña. Sufría auténticos ataques epilépticos. Un día la joven entró en estado de coma y, finalmente, en un caso de catalepsia severa. Pocos días después falleció entre gritos agonizantes y convulsiones.

Esta triste historia por desgracia, no terminó con la muerte de la joven. A partir de este momento comenzaron a pasar una larga lista de fenómenos tales como gritos en medio de la madrugada que despertaban a toda la familia, objetos que se movían solos o extrañas sombras moviéndose por la casa. Estos y otros fenómenos se convirtieron en habituales en la casa de la familia de la joven.

Una noche estos fenómenos fueron a más, ya que los testigos pudieron presenciar como puertas y ventanas se abrían solas. Las niñas de la casa pudieron ver una sombra negra arrastrándose por el suelo hasta entrar en la habitación. Esta sombra parecía humana pero donde debería haber ojos nariz y boca no había absolutamente nada. Por si ésto no hubiera sido poco, las niñas pudieron ver como sus muñecas volaban por la habitación.

Aterrorizada, la familia se recluyó en el salón bloqueando la puerta con varios muebles, que fueron movidos por fuerzas extrañas. Esto no fue todo, ya que pudieron comprobar como una foto de su hija fallecida, estaba quemada dentro del marco. Este marco estaba sujeto por tornillos, lo que le da aun más extrañeza a esto.

Cansados por los fenómenos que ocurrían dentro de la casa decidieron una noche de noviembre de 1992, llamar a la policía para que fuera testigo todo lo que la familia estaba contando. Un inspector jefe y tres agentes se desplazaron hasta el lugar para ver todo lo que allí estaba ocurriendo. Este es el atestado que los agentes redactaron tras acudir a la vivienda:

“A las 2:40 por el canal de H-50 llama el Z-2 y manifiesta que, una vez se ha entrevistado con la familia y observado el interior de la casa, según comunica se ha puesto el vello de punta…

Sentados en compañía de toda la familia, pudieron oír y observar como una puerta de armario perfectamente cerrada, cosa que comprobaron después, se abrió de forma súbita y totalmente antinatural…

Momentos después pudieron percatarse y observar en la mesita que sostenía el teléfono, y concretamente en un mantelito, apareció una mancha de color marrón consistente que el Z-2 identifica como babas… 

En el recorrido que hicieron por diversas habitaciones de la casa, observaron un crucifijo de madera, el fenómeno al que estamos haciendo referencia, le había dado la vuelta arrancándole el Cristo que llevaba adherido al mismo…

Que, según manifiesta una de las hijas, tomo el Cristo del suelo y lo adhirió detrás de la puerta de la habitación junto a un poster produciéndose también de forma súbita y extraña tres arañazos sobre el citado poster…”

Fuente: Iker Jiménez Enigmas sin resolver II, Editorial Edaf 

Recordamos que este es un informe policial auténtico, que los agentes redactaron tras estar en esta casa.

Debido a todos estos fenómenos, la familia se vio obligada a vender su casa para ver si todo esto cesaba. Los nuevos propietarios no han experimentado ningún hecho paranormal dentro de la vivienda.

Ahora nos surgen varias preguntas: ¿acaso sería la joven la causante de todos los fenómenos, intentando de este modo decirle a su familia que estaba allí?, ¿sería algo más oscuro?.

Lo que sí nos ha quedado claro es que la ouija no es un juego, es algo muy serio y peligroso, que a mi parecer nadie debería practicar. Esta es la segunda historia que os traemos sobre este “maldito juego” y estamos convencidos de que no será el último, ya que, hay muchas personas, sobre todo jóvenes, que siguen tratando a este tablero como un juego para comunicarse con el más allá. Podemos abrir puertas que deberían permanecer cerradas. Mejor no arriesgarse ¿no creéis?



                                                                                                                                                 Víctor H.S.

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