De nuevo nos encontramos en la
búsqueda de lo desconocido, amigos de Errantia. Este es un lugar diferente al
que estamos acostumbrados, alejado y con historia, en lo profundo de una montaña y con
su cuartel, que en su día defendió este lugar también nos consta, que muchos
españoles llegaron hacer el servicio militar. Investigaremos si las voces del
pasado siguen impregnando el enclave. Acompáñanos en este viaje!
Nos remontaremos a la época donde en nuestro Territorio Español, sufrió la más terrible de las desgracias que puede sufrir un país, la Guerra Civil, donde muchos cayeron por parte de ambos bandos.
Entrada a las cuevas |
Nos hacemos eco de estas cuevas y
nos llegan informaciones donde se dice que en ellas se han realizado, diversos
ritos satánicos con fines que se desconocen pero es aquí donde empieza nuestra
investigación.
Errantia se desplazó hasta este
lugar tan diferente a lo que estamos acostumbrados. En esta ocasión nos
reunimos los miembros Victor Haas, Abel Montes y Juan Álvarez, también nos
acompañaron en esta ocasión Mary y Yolanda como invitadas. En la tarde de sábado, hacia las 18:00 horas llegamos a las ruinas del
cuartel anclado entre montañas. Nos encontramos un desolado y abandonado
complejo en ruinas, donde tiempos pasados resultaron mejores.
En una primera exploración al recinto, pudimos
observar antiguos puestos de vigilancia, antiguas estancias, una de ellas parecía ser el hogar
del soldado, donde todavía sigue en pie
la barra del bar. Seguimos nuestro recorrido y no nos abandonó en ningún
momento la sensación de que alguien, estaba vigilando nuestros pasos. Había un
silencio que solo los pájaros y el viento que movía las ramas de los árboles,
se atrevían a romper. Empezamos a sacar cámaras de fotos, porque el sitio lo
requiere y a tomar primeras impresiones, no dejamos de grabar para dejar
constancia de todo lo que podría ocurrir. Mientras investigamos cada uno por su
lado nos sorprendió una voz de niña, automáticamente nos miramos unos a otros y
preguntamos si lo que acabamos de oír era nuestra imaginación o quien sabe,
puede que el viento nos trajera esa voz de niña de algún sitio, ya que a parte
de nosotros no había nadie más cerca… o es que acaso estaba con nosotros? …
Parte militar |
Cueva |
Recorrimos con la luz del día dos de
las cuevas. Sus entradas, la profundidad, la rampa, que desde la entrada te
invitaba a entrar, hasta situarte en el
corazón de la montaña, las cavidades a lo largo de dicha rampa aparecen donde
nos imaginamos que servían para almacenaje del armamento y por supuesto la oscuridad
donde poco a poco nos adentramos, te envolvía desde un primer momento. En una
de ellas, descubrimos dos círculos concéntricos y otros varios pequeños donde
en su parte central se había hecho algún tipo de hoguera en todos ellos, que
nos hicieron sospechar de los citados rituales. Nos dejó con ganas de empezar a
investigar, tal eran nuestras ganas que nos olvidamos del paso del tiempo ya
quedaba poco para que anocheciese, Tocaba reponer fuerzas.
Después de un descanso, elegimos
como primer punto el hogar del soldado. Tres cámaras de video, REM Pod y
sensores de movimiento fueron colocados estratégicamente en varios puntos del
local. Pero sería el REM Pod quien por dos veces nos dio la sorpresa. Nos puso
en alerta y empezamos hacer una primera sesión con la Caja de los Espíritus, dos
voces débiles surgieron del altavoz, nos dejaron intuir que no estamos solos.
Acto seguido, realizamos sesiones con nuestras grabadoras, de momento estamos
esperando al análisis del material. Lo que teníamos claro, es que desde que
llegamos alguien estaba con nosotros, lo teníamos presente en todo momento.
Cueva |
Decidimos recoger el material y
dirigirnos hacia las cuevas, empezaba hacer mucho frio y el viento no cesaba de
soplar, una vez dentro de la primera cueva la temperatura oscilaba entre 12 y
13 grados, creo que todos teníamos esas ganas de ver que nos podían deparar. En
la primera de ellas elegimos el final de la cueva, una explanada circular donde
en el medio de ella pudimos observar una enorme columna, que se elevaba varios metros por encima de
nuestras cabezas. Nos dispusimos a colocar las cámaras y todo el material. La
rejilla láser, iluminaba gran parte del lugar, con ella detectaríamos cualquier
sombra que se nos pudiera cruzar. Un detector láser nos ayudaría en la
investigación ya que saltaría un pitido, si alguien pasara por su campo de
acción; lo colocamos en una escalera, la cual te llevaba hasta el final de la
cueva. Nuestra primera opción fue la Caja de los Espíritus pero no obtuvimos respuesta.
En esos momentos el detector láser saltó dos veces en un espacio de 10 minutos.
Nos pusimos manos a la obra, mientras las invitadas seguían con la Caja de los
Espíritus tratando de encontrar esas voces o que ellas nos encontraran a
nosotros, el resto del equipo decidió hacer mediciones con el Mel meter donde
nos dio varios picos, después de un rato con nuestras grabadoras dejando
constancia de todo, decidimos desplazarnos hasta el tercer y último
emplazamiento de la investigación, la otra cueva.
Zona exterior |
Con los ánimos todavía intactos y
con ganas de más investigación, nos adentramos hasta la explanada final, donde la columna
central nos serviría de punto clave. Ahí, volviendo a utilizar la Caja de los
Espíritus empezamos a preguntar, después de varios intentos, el Mel Meter una
vez más nos dio unos picos altos y seguidamente una voz de hombre que nos
sobresaltó diciéndonos, un hola clarísimo. A continuación una mujer, nos dijo
llamarse Belén. Esta voz marcó nuestra investigación. Nos dio a entender que
tenía 9 años. Queriendo interactuar con ella
no se llegó a captar mucho más en ese lugar con la Caja de los Espíritus.
Solo queda revisar todo el material. Quizás Belén u otras entidades hayan
dejado evidencias de que esa noche no estuvimos solos.
Para terminar os diré que esta
investigación de antemano mereció la pena, solo por conocer el lugar, recorrer
sus cuevas y su historia. Muchas preguntas sin responder. Sin duda, volveremos.
JAG