Tenemos el honor de inaugurar hoy una nueva sección en la
página de Errantia. Esta sección se llama casos reales, en ella os relataremos
historias reales que le han pasado a personas normales, como vosotros. Gente
que sin quererlo se topó con lo insólito, lo imposible, con el misterio en su
máximo esplendor. Muchas de las historias que aquí os relataremos se parecerán
a un guión de Hollywood, pero con la gran diferencia de que estas son reales.
Sus protagonistas quedaron marcados por estos sucesos y sus vidas,
probablemente no volverán a ser nunca iguales.
Hoy inauguramos casos reales con uno de los casos más raros
de los que Errantia ha tenido constancia. Se trata del caso “Cañitas”. Puede que lo que vayáis a leer, os parezca
sacado de un guión de Hollywood, pero por desgracia, es un caso real, que nos
muestra el peligro de jugar con lo que desconocemos, lo que no podemos
controlar.
Tablero ouija (photo found online) |
El caso “Cañitas” nos obliga a hacer las maletas para viajar
hasta Méjico, más concretamente hasta el corazón de Méjico D.F., en el barrio
de Popotla. En la calle Cañitas número 51, siete jóvenes se dispusieron a
realizar una sesión de ouija en mayo de 1982. Su propósito era contactar con el
ex novio fallecido de una de estas jóvenes, el cual no había fallecido y había
fingido su muerte para probablemente abandonar a esta chica. Todo comenzó de
forma normal, hasta que el tablero comenzó a moverse con vida propia y a
insultar a los participantes en esta sesión. Más concretamente el tablero les
dijo: “Yo no soy el novio de tu puta madre”.
A partir de este momento según contó el único superviviente de esta maldita
ouija, Carlos Trejo comenzaron a pasar cosas muy extrañas. El tablero pareció
poseer a uno de estos chicos. Esta fuerza sobrenatural hizo que este chico se
golpeara la cara hasta destrozársela. También comenzó a realizar posturas
imposibles para alguien de su complexión. Al final de esto, el chico con voz
gutural, que no era la suya dijo amenazando: “Nunca podrán parar aquello que
ustedes desataron”. Tras este macabro mensaje, el chico volvió a recuperar su
personalidad.
A partir de este momento comenzaron a suceder los fenómenos
extraños en la casa de Cañitas número 51. El primero de estos fenómenos fue la
muerte de un cura que intentó ayudarles. El padre Tomás, que así se llamaba el
religioso, se cayó de la sacristía y se desnucó. Antes de morir este, les
aconsejó que dejaran una biblia abierta, la cual apareció al día siguiente
llena de sangre.
Otros fenómenos que vivieron estos pobres chicos fueron, el
movimiento de objetos o la aparición de sombras entre otros muchos sucesos. La
peor de estas apariciones fue sin ninguna duda la que Norma, una de las
participantes de esta ouija pudo vislumbrar mientras iba al baño. La joven pudo
observar a una especie de monje con garras rodeado por una niebla espesa. Tras
coger esta un crucifijo colgado de la pared, este monje desapareció.
Esta no
fue la única aparición ya que el monje siguió apareciéndose varias veces más e
incluso llegó a rasgar a los habitantes de Cañitas número 51. Debido a todos
estos fenómenos los habitantes de la casa, decidieron encargar una
investigación en la que pudieron comprobar horrorizados, que su hogar había
sido construido sobre un antiguo cementerio de los monjes de Takuma,
pertenecientes a la Santa Inquisición. También pudieron saber que en esa zona
se habían cometido horribles crímenes como torturas o asesinatos por parte de
la Inquisición.
Todos estos hechos sumados a la ouija fueron fatales ya que,
a la muerte del padre Tomás hay que añadirle la muerte de casi todos los
participantes. Lo más extraño es que ninguno de ellos murió de forma natural,
uno fue degollado por el parabrisas de su coche tras tener un accidente, otro
murió también en un accidente de tráfico que nunca fue aclarado. Otro de estos
chicos fue asesinado en un bar por una bala perdida durante un tiroteo. La
mujer de Carlos Trejo fue otra de las desgraciadas víctimas ya que murió con
tan solo 28 años debido a un tumor cerebral. Lo extraño de esta muerte es que
en un principio ningún médico pudo detectar nada hasta la muerte de la joven. Lo
más extraño de todo esto fue que cuando la chica acudía a la iglesia sus
dolores desaparecían por completo.
Este “maldito juego” se cobró la vida de catorce personas,
que directa o indirectamente tuvieron que ver con este caso. La verdad que este
es uno de los casos más raros de los que hemos tenido constancia.
Esto demuestra los peligros que tiene jugar con cosas que no
comprendemos, ya que lo que para muchos es un simple “juego” como hemos visto
en este caso, a veces termina de muy mala manera.
No sabemos realmente lo que
habrá de mito y de verdad en este caso pero lo que sacamos en claro, es que no
se debe jugar con este tablero, ya que aunque a veces no haya nada paranormal
detrás, puede llegar a afectar mucho a las personas un poco sensibles y
causarles graves trastornos psicológicos. Desconocemos absolutamente todo sobre
este tablero, por lo que es mejor no tocarlo, ya que, aunque haya muchos que se
consideren expertos, en mi opinión no los hay. Juguemos mejor al parchís que al menos nos divertirá y no es
peligroso.
Victor H.S.
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